Esta mañana salí a caminar un rato por el barrio. Sin rumbo fijo, decidí en medio del paseo llegar hasta un "Outlet" que está cerca para conseguir un par de películas. La mañana amaneció nublada. Un día gris y pesado, con amenaza de lluvia pero sin lluvia. Por eso caminaba despacio. Por eso y porque es sábado y los sábados renuncio a todo apuro posible.
Había andado tres cuadras cuando una señora (sesenta años, pelo teñido, bolsa en mano) salió de su casa cerrando la puerta con varias vueltas de llave. Aferró su cartera y enfiló en la misma dirección que yo llevaba. No le presté atención hasta que me di cuenta que la mujer aceleraba a cada paso. Y cada tanto miraba hacia atrás por encima de su hombro. Me miraba a mi.
Traté de retrasarme, caminar con más lentitud, pero la señora siguió acelerando. Dió vuelta la esquina frente a la estación a toda velocidad.
Llegué a la encrucijada y vi cómo entraba ráudamente en un almacén. Y no la vi más.
En ese momento no entendí la mirada que me dedicó la dama del bolso.
Pero cuando iba llegando al Outlet comprendí.
Había pensado que quería robarle. Que tenía cara de "sospechoso". Una amenaza.
Quienes me conocen pueden dar fe de que mi aspecto es de todo menos ominoso. La cara de culo no cuenta. Es cara de culo que sirve para espantar pero no amedrenta demasiado. Tampoco contribuyen mis anteojos y la cara de perpetua distracción que traslado conmigo a todas partes.
No suelo vestirme de negro. Mäs bien mi "look" está a mitad de camino entre el boy scout anacrónico y un turista extraviado en el que desentonan las bermudas.
¿Qué es lo que había asustado a la sensible señora?
¿Cómo la había asustado?
¿Por qué se había asustado?
En eso estaba cuando entré al Outlet. Ahí mismo, en uno de los lugares en donde hay televisión, estaba sintonizado TN. La pantalla destilaba sangre con música truculenta de fondo. Me quedé un instante mirando y desfilaron ante mis ojos las Siete Plagas de Egipto, los Cuatro Jinetes del Apocalípsis, los Pecados Capitales, las Leyes de Murphy, etc. El relato dramático en off de uno de los locutores anunciaba con bombos y platillos: "Ola de inseguridad".
Dos personas que tomaban un café tenían la vista clavada en la pantalla y una de ellas decía: "Así no se puede vivir". Otra que acomodaba la ropa en un stand meneaba la cabeza desaprobando lo que veía. En otro local en donde se venden aparatos para relajarse dos jóvenes comentaban las peripecias de la TV indicando que eso mismo habían visto en "Policías en Acción".
Pensé que quizás la señora antes de salir de su casa ("esto es lo que Ud. tiene que saber antes de salir de casa") había estado viendo toda esa violencia cuasi pornográfica repetida hasta el cansancio. La misma imagen multiplicada por el relato, por la repetición obstinada, por los comentarios compungidos y los airados.
Y así había salido a la calle.
Sospechando de su propia sombra.
Sospechando de mi.
O de cualquiera que hubiera estado caminando en la misma vereda.
No era para menos.
Así no se puede vivir.
A mi lo que sigue resultándome inconcebible es que tanta gente siga enganchándose en la paranoia y no reaccione. Que no le llame la atención la reiteración obsesiva y enfermiza de esta misma imbecilidad. Porque de cada 100 personas, 90 jamás han visto ni un robo de un celular de cerca. Pero la TV les dice que hay seis por cuadra cada hora, y lo creen. Triste, no?
ResponderEliminarMire, un sábado de mañana, hasta yo tengo cara de sospechosa.
ResponderEliminarGrandotes, con cara de culo... qué quiere, pobres gentes.
Si, de eso hablaba cuando incitaba el otro dia a apagar la television. Esta insoportable, mucho más que de costumbre.
ResponderEliminarTuve a mi santa madre una semana y pico en casa este verano, y si bien es cierto que ella esta alguito perdida de a ratos, no lo es menos que la tele le hace mal. La vi repetir veinte veces las supuestas verdades que estos hijos de mil repiten sin respaldo alguno dia a dia en los noticieros u otros programejos. Me costo varias charlas intentando decirle que no pienso como ella (lo cual la sorprendio) y explicarle que ella no esta teniendo acceso a toda la info. Me miraba sin poder creerme, diciendome, pero nena, lo dicen a cada rato en la tele!!
Por suerte, encontré algo que sirvió para que al menos lo pensara:
¿te acordas mami cuando en malvinas nos informaban que ibamos ganando? ¿te acordas que fueron complices los de la prensa de los milicos en toda la dictadura? Bueno, vieja, no es distinto ahora...no cuentan toda la verdad y a veces, ni siquiera parte.
Al menos le meti una duda!!
La Sugus