sábado, 1 de noviembre de 2014

LA PALABRA QUE NO DICEN

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La diferencia sustancial entre "la gente decente" y nosotros está en la dirección de nuestra búsqueda. Nosotros, los vapuleados, los golpeados, los olvidados (ante el aplauso, la omisión o la complicidad de la "gente decente") siempre buscamos justicia. Justicia incluso en los términos acotados que el sistema atravesado por los intereses corporativos y económicos nos podía ofrecer.
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Sabiendo en dónde vivían los represores que se paseaban a la luz del día sin remordimientos no fuimos a buscarlos para lincharlos. Conociendo la dirección de los estudios, funcionarios, empresas, cómplices civiles, etc. que remataron al país, no los quemamos hasta los cimientos.
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Al contrario, con la plena conciencia de que ese camino nos convertía en ellos, buscamos justicia. Aún hoy, justicia. Que sean castigados por el sistema judicial por los crímenes que cometieron. 
Pudimos, tuvimos la oportunidad, de hacer justicia por mano propia, pero no caimos en la tentación: pedimos, buscamos justicia. Aún cuando la justicia nos esquivó durante tanto tiempo, aún cuando la justicia profundizó la impunidad. Justicia. Siempre justicia.
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"La gente decente" está buscando algo distinto. No lo dicen, pero queda implícito en sus declaraciones, carteles y convocatorias. Buscan venganza. Y eso establece una distancia con nosotros que buscamos justicia. Piden venganza. Por mil y un motivos: porque han visto afectados sus privilegios, porque defienden los valores de la clase equivocada, porque sus prejuicios son imnensos y obturan cualquier análisis, etc.
Pero piden venganza.
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Venganza, eliminar todos esos negros de mierda que han venido a mostrarles mediante el espejo de las instituciones que los monstruos tenían una cara muy parecida a la que portan. Tienen una cara muy parecida a la que portan.
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"Gente decente" que busca venganza haciendo lo que dicen que hacen los otros: descalificando al otro porque piensa distinto, convirtiéndolo en no humano, en pieza de descarte. Colocándolo dos escalones abajo de la supuesta decencia que portan como un estandarte contradictorio. 
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Disimulan, mal lo disimulan, ese deseo de venganza detrás de ampulosas y vacías consignas pseudo-republicanas, que son desmentidas en su apelación a violarlas en tanto las urnas no los han reconocido como interlocutores válidos. Quieren venganza.
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Esa es la diferencia entre "la gente decente" y nosotros.
Nosotros nunca los mataríamos y buscaríamos justicia si alguien los matara.
Ellos, "la gente decente", nos vería morir, asesinados y diría "algo habrán hecho" y olvidarían, mirarían para otro lado y mentarían los fabulosos valores occidentales y cristianos que tienen para estas ocasiones.
Vaya diferencia.
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Nota:
Aquí otro 13N que los señores decentes deberían analizar. Pero claro, eso sería pedir demasiado.
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